EL
ARTE DE LA VIDA DEL SER
Somos
únicos en la creación de la vida. Una vida llena en arte, arte en la palabra,
en el movimiento, en una canción, un sonido que sale de nosotros mismos.
Cuantas excusas más, le daremos a la vida, al
decir “Yo no sirvo para el arte” tan
solo es una respuesta mental que hemos alimentado durante siglos y lo seguimos
repitiendo de generación en generación. Todos somos artistas desde que somos
creados, la creación es un arte. Por eso
somos artistas natos, desde que nos movemos dentro del vientre de nuestra
madre. Cuando nacemos y comenzamos a
desarrollar a corta edad, ya estamos creando desde el “sentir” Todos hemos sido
niños y hemos jugado, hemos transformado un zapato en un cohete espacial o
convertido una rama en diversos usos en los juegos, los juegos son parte de la creación
es parte del arte y si tú has jugado
eres un artista, porque en ese juego no solo has creado en la forma sino también
en la palabra en el movimiento. El sentir nos abre las puertas de la libertad real, lo
mental nos atrapa en la cárcel de la forma sin contenido.
Arranque la razón para que entre el sentir desde el corazón. El resultado es la
libertad desde un estado de conciencia, ver la realidad y ser activista de tu
misma transformación. En el corazón radica la libertad de poder ser y estar… La
creación de la vida radica en un sentir, siento que la vida se creó desde un
sentir que activó la voluntad para ser y
estar.
Algo
bello se expande dentro del ser cuando
sentimos. Experimentamos una conexión casi inexplicable desde la razón. Soñamos
con una canción o melodía que toca
fibras sensibles y nos sumerge en ese
universo tan limpio del sentir. En ese sentir se nos abre la puerta de la
verdad. La felicidad, la paz que vive en cada ser de forma única y bella. La vida en la perfecta armonía para dar.
Cada día viajo en el barco de la felicidad.
Escuche
una vez que “la felicidad se logra cuando
compartimos” al compartir damos nuestro corazón en cada acción, al dar
desde el corazón renovamos la Esperanza del que dejo de sentir, revivimos la fe
del que dejo de creer… cuando damos de corazón una luz se mueve dentro de
nosotros, nos une la magia divina del cielo en la tierra… sentimos, desde el ser, compartimos
desde la humildad.
Hoy
viajamos en aguas de distintos colores, en tierras áridas, tierras vivas que
desean recibir vida en verde multicolor.
Hoy navegamos en selvas donde aprendemos
de la humedad para equilibrar. Un barco que une el ser interior y nos hace seguir en pie para
continuar con el único propósito. Quizás la única gran obra que aportaremos a esta vida
que se va extinguiendo segundo a segundo. Un sentir lleno de arte y conciencia
para “APRENDER, DESARROLLAR Y COMPARTIR”.
Carlos
Colonia B.
15
de junio 2013