El cielo se mueve, la nubes van colocando la mejor sonrisa gris
para llenar de agua esta época de otoño.
Los días transcurren en Brujas, camino, pinto,
escribo. Las horas vuelan como las hojas
de otoño.
Días antes de ir a Gante me entregue al silencio
durante tres días. Me convertí en monje de clausura. Horas de meditación, lectura y escritura completaba cada día de silencio. Era algo ya
conocido y necesario.
En este largo camino de búsqueda
y crecimiento experimente el silencio en distintas etapas, la ultima fue en la
India en las montañas Himalayas creo que fue una de las
experiencias más reveladoras que he tenido hasta el momento.
"Cada día es revelador, cada segundo te aporta ingredientes
exquisitos para vivir en plenitud y estar en paz"
Recordaba mi anterior visita a Perú
en el 2011. En una reunión coincido con una mujer que hace muchos años no veía quizás
mas de ocho años. Al verme se alegro mucho, después de unas horas de estar en dicha reunión me dice.
-
Que triste te veo Carlos, tu no eras así, tu eras muy
alegre, conversador.-
Cuando
aquella mujer me conoció tenia unos veinticinco años. En esa etapa
andaba sin rumbo interno, el rumbo externo lo tenía mejor estructurado
al menos vivía con esa mentira. La mentira de lo exterior donde todo se
dibujaba de manera magistral con una sonrisa, cuando dentro de ti lloraba el niño abandonado
con mil episodios por resolver. Esa es la falsa felicidad que me pinte durante
años.
Al
llegar a Gante, me llamó la atención una pareja de mendigos en la puerta de la estación. Era
curioso en todo tiempo de mi recorrido por este país no ver a
ningún
mendigo, haciendo la excepción a la pareja en la puerta de la estación de trenes.
Iba con los cuadros que había
pintado intentando no mancharme.
Me detengo para ver y recordar Gante. El cielo era el mismo
"gris" El nombre Gante viene de la palabra celta 'ganda', que hace
referencia a la convergencia, por ejemplo, de los dos ríos entre los que esta ciudad se encuentra. Esta provincia estuvo
habitada en tiempos de los celtas. En el siglo XIV fue, después de París, la ciudad medieval más grande de Europa al norte de los Alpes.
Ayleen sorprende mi estado contemplativo. Después de un afectuoso abrazo iniciamos el recorrido.
- Calin te escucho raro.-
Le conté mi experiencia. Era curioso volver a hablar y
escucharte. Ella preguntaba porque y que ganaba con ello.
- Creo que es un estado de recogimiento y de reconexión hacia un mundo o un universo interior. Por lo menos siento que
lo necesito para ver y sentir las cosas a más
profundidad sin perder la realidad.-
Caminamos por el viejo Gante (Gent en ingles) recordaba los pasos
que había dado por esa ciudad tan hermosa. El cielo gris
nos acompañó todo el día.
Carlos Colonia
03 nov 2012